¿Cómo funciona la propuesta del
" peaje en Internet" ?
¿Alguna vez has imaginado tener un Internet más caro, más lento y con menos contenido? Este riesgo lo corremos si Brasil implementa la política de costos compartidos (network fee, cost sharing, entre otros nombres en inglés). Se trata de una idea impulsada por grandes operadores de telecomunicaciones.
La política de costos compartidos es injusta. Según la propuesta, los grandes operadores ganan dos veces: tanto a través de aquellos que acceden a Internet (nosotros, los usuarios finales, que pagamos por nuestros planes de acceso), como a través de los agentes que distribuyen sus servicios y contenidos a través de Internet para satisfacer nuestras demandas.
Los peligros para los consumidores, los mercados y la inclusión digital son muchos e inmediatos, ya que la política está formalmente abierta para el debate por parte de la Anatel (Agência Nacional de Telecomunicações).
Sigue abajo para obtener más información con respecto a esta discusión y saber cómo puedes participar en el debate. Dialogaremos con Anatel para entender mejor su política de costos compartidos, con el objetivo de resaltar cómo esta medida trae numerosas desventajas al ecosistema digital y al usuario de Internet.
Sigue abajo para obtener más información con respecto a esta discusión y saber cómo puedes participar en el debate. Dialogaremos con Anatel para entender mejor su política de costos compartidos, con el objetivo de resaltar cómo esta medida trae numerosas desventajas al ecosistema digital y al usuario de Internet.
ENTENDER
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El origen de la propuesta de costos compartidosLos grandes operadores de telecomunicaciones siempre buscan nuevas fuentes de ingresos. Ahora, en pleno 2023, una estrategia que ha estado ganando fuerza resalta propuestas de la época del monopolio de la telefonía. ISOC dice que esta es una estrategia global del sector, pero la están rechazando repetidamente. Por ejemplo: en Europa, al principio de la popularización del streaming (2012), las compañías de telefonía querían que las grandes plataformas pagaran más para que sus servicios de vídeos fueran entregues al usuario final. La propuesta ha sido rechazada (en 2012). Se han propuesto nuevas versiones de la misma política y todas han sido rechazadas desde entonces. A la nueva “cara” de esta política se le llama “costos compartidos” o “network fees” en inglés. Bajo la pretensión de que la propuesta sería justa, los grandes operadores le han llamado a esta política “fair share”. Pero en realidad, es justo lo contrario. Tanto en la Unión Europea como aquí, en Brasil, el escenario es muy semejante. Por un lado, los grandes operadores de telecomunicaciones están a favor de la propuesta. Por el otro, todos los demás actores, incluidos los pequeños operadores de telecomunicación, que representan más de la mitad del mercado nacional, están en contra. Y no es por casualidad. La medida es técnicamente débil.
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El peligro de la ideaLa verdad es que la idea de los “costos compartidos” es injusta y va en contra de la naturaleza dinámica de Internet. Su ecosistema está formado por redes independientes que se interconectan de manera voluntaria. Por lo tanto, opera, en su mayoría, a través de acuerdos libres que forman un sistema compartido de conectividad entre todos los participantes. Internet funciona - y funciona bien - de esta manera porque la concibieron para que sea un ambiente abierto e interconectado. La idea de implementar “peajes” para que ciertos servicios tengan que pagar para que sus contenidos estén disponibles para los usuarios puede resultar en la efectiva fragmentación de Internet. De este modo, nosotros, como usuarios, dejamos de tener acceso completo a la infraestructura interconectada y omnipresente que conocemos, para dar paso a una realidad en la que quienes pagan y contratan un servicio específico con su proveedor pasan a tener acceso. Tenemos décadas de conocimiento acumulado para afirmar que una red “sin peajes” es más eficiente y resiliente, una opción que permite la renovación constante para hospedar nuevas aplicaciones. Una red tarifada por “peajes” hace lo contrario: limita las actividades online en el tiempo, rechaza la innovación, genera estímulos equivocados, conduce a una mayor concentración de mercados, empeora los servicios ofrecidos, todo ello mientras aumenta su costo.
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¿Por qué tenemos que actuar ahora?Anatel ha abierto una consulta pública “Tomada de Subsídios nº 13/2023” para escuchar a los usuarios y proveedores de servicios de telecomunicaciones. Sin embargo, la idea de imponer un peaje en Internet se encuentra ya incluida en la Agenda Regulatória 2023-2024 de la agencia reguladora. Las grandes empresas de telecomunicaciones apoyan la idea. En un evento especializado, Claro S.A. afirmó que “no es atractivo invertir en telecomunicación en Brasil”, una información bastante distorsionada. Además, Vivo S.A ha hecho una comparación entre Internet y el mercado de tarjetas de crédito, una analogía técnicamente insostenible para una arquitectura de Internet abierto y eficiente. Los grandes operadores de telecomunicaciones y Anatel no consiguen demostrar con evidencias concretas que hay un problema de mercado y, de este modo, buscan aprobar un modelo regulador equivocado para un problema que no existe. Así que ahora es el momento de actuar y detener esta idea.
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¿Esta idea ya ha sido probada?Corea del Sur ha sido el primero en probar una versión modelo de la política de costos compartidos. El resultado ha sido negativo. El país asiático es uno de los pioneros en la transformación digital y tiene un Internet de alta calidad. Sin embargo, desde la introducción de la política a partir de 2020, la situación general ha cambiado considerablemente Los acuerdos voluntarios entre proveedores de Internet se redujeron, las dependencias de redes internacionales aumentaron, y hoy en día, el costo de tránsito en la red en Seúl es 10 veces mayor que en Frankfurt o Londres. Internet Society (ISOC) Global ha publicado un estudio detallado del tema.
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¿Quiénes se oponen a esta política?En Europa, todos se oponen a los costos compartidos (excepto los grandes operadores de telecomunicaciones). Entre ellos están: gobiernos, reguladores, académicos, empresas de Internet, pequeños y medianos proveedores, plataformas digitales, asociaciones de consumidores, sociedad civil y una multitud de otros actores. Por aquí, las voces en contra vienen surgiendo. El tema ha ganado fuerza recientemente, pero ya tenemos varios actores alzando la voz (y esto debe reflejarse en la Consulta Pública de Anatel).
MOTIVOS
10 motivos para NO adoptar a la política de costos compartidos
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El origen de la propuesta de costos compartidosLos grandes operadores de telecomunicaciones siempre buscan nuevas fuentes de ingresos. Ahora, en pleno 2023, una estrategia que ha estado ganando fuerza resalta propuestas de la época del monopolio de la telefonía. ISOC dice que esta es una estrategia global del sector, pero la están rechazando repetidamente. Por ejemplo: en Europa, al principio de la popularización del streaming (2012), las compañías de telefonía querían que las grandes plataformas pagaran más para que sus servicios de vídeos fueran entregues al usuario final. La propuesta ha sido rechazada (en 2012). Se han propuesto nuevas versiones de la misma política y todas han sido rechazadas desde entonces. A la nueva “cara” de esta política se le llama “costos compartidos” o “network fees” en inglés. Bajo la pretensión de que la propuesta sería justa, los grandes operadores le han llamado a esta política “fair share”. Pero en realidad, es justo lo contrario. Tanto en la Unión Europea como aquí, en Brasil, el escenario es muy semejante. Por un lado, los grandes operadores de telecomunicaciones están a favor de la propuesta. Por el otro, todos los demás actores, incluidos los pequeños operadores de telecomunicación, que representan más de la mitad del mercado nacional, están en contra. Y no es por casualidad. La medida es técnicamente débil.
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El peligro de la ideaLa verdad es que la idea de los “costos compartidos” es injusta y va en contra de la naturaleza dinámica de Internet. Su ecosistema está formado por redes independientes que se interconectan de manera voluntaria. Por lo tanto, opera, en su mayoría, a través de acuerdos libres que forman un sistema compartido de conectividad entre todos los participantes. Internet funciona - y funciona bien - de esta manera porque la concibieron para que sea un ambiente abierto e interconectado. La idea de implementar “peajes” para que ciertos servicios tengan que pagar para que sus contenidos estén disponibles para los usuarios puede resultar en la efectiva fragmentación de Internet. De este modo, nosotros, como usuarios, dejamos de tener acceso completo a la infraestructura interconectada y omnipresente que conocemos, para dar paso a una realidad en la que quienes pagan y contratan un servicio específico con su proveedor pasan a tener acceso. Tenemos décadas de conocimiento acumulado para afirmar que una red “sin peajes” es más eficiente y resiliente, una opción que permite la renovación constante para hospedar nuevas aplicaciones. Una red tarifada por “peajes” hace lo contrario: limita las actividades online en el tiempo, rechaza la innovación, genera estímulos equivocados, conduce a una mayor concentración de mercados, empeora los servicios ofrecidos, todo ello mientras aumenta su costo.
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¿Por qué tenemos que actuar ahora?Anatel ha abierto una consulta pública “Tomada de Subsídios nº 13/2023” para escuchar a los usuarios y proveedores de servicios de telecomunicaciones. Sin embargo, la idea de imponer un peaje en Internet se encuentra ya incluida en la Agenda Regulatória 2023-2024 de la agencia reguladora. Las grandes empresas de telecomunicaciones apoyan la idea. En un evento especializado, Claro S.A. afirmó que “no es atractivo invertir en telecomunicación en Brasil”, una información bastante distorsionada. Además, Vivo S.A ha hecho una comparación entre Internet y el mercado de tarjetas de crédito, una analogía técnicamente insostenible para una arquitectura de Internet abierto y eficiente. Los grandes operadores de telecomunicaciones y Anatel no consiguen demostrar con evidencias concretas que hay un problema de mercado y, de este modo, buscan aprobar un modelo regulador equivocado para un problema que no existe. Así que ahora es el momento de actuar y detener esta idea.
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¿Esta idea ya ha sido probada?Corea del Sur ha sido el primero en probar una versión modelo de la política de costos compartidos. El resultado ha sido negativo. El país asiático es uno de los pioneros en la transformación digital y tiene un Internet de alta calidad. Sin embargo, desde la introducción de la política a partir de 2020, la situación general ha cambiado considerablemente Los acuerdos voluntarios entre proveedores de Internet se redujeron, las dependencias de redes internacionales aumentaron, y hoy en día, el costo de tránsito en la red en Seúl es 10 veces mayor que en Frankfurt o Londres. Internet Society (ISOC) Global ha publicado un estudio detallado del tema.
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¿Quiénes se oponen a esta política?En Europa, todos se oponen a los costos compartidos (excepto los grandes operadores de telecomunicaciones). Entre ellos están: gobiernos, reguladores, académicos, empresas de Internet, pequeños y medianos proveedores, plataformas digitales, asociaciones de consumidores, sociedad civil y una multitud de otros actores. Por aquí, las voces en contra vienen surgiendo. El tema ha ganado fuerza recientemente, pero ya tenemos varios actores alzando la voz (y esto debe reflejarse en la Consulta Pública de Anatel).
SEPA MAS
Cómo enterarte más y apoyar
Consulta Anatel sobre el tema
La consulta pública Tomada de Subsídios n. 13/2023 de Anatel ya ha terminado, pero aún puedes enviar tu opinión a regulamentacao@anatel.gov.br